Los cambios estructurales en cultura necesarios e indispensablemente requeridos por nuestra población cada día se ven postergados por la ineficiencia de las autoridades municipales.
Esta paraplejia conceptual existente persiste debido al estrecho criterio y comprensión que poseen los servidores públicos municipales, manteniendo los vacíos y su desarrollo.
Otro factor que incrementa este estado carente de funcionalidad e inmobilidad cultural se debe al origen y mentalidad comercial de los tehuacaneros embarrados en estas actividades, que siendo los validadores y apoyadores de las ocurrencias de los servidores municipales forman el muro que impide el crecimiento y la nutrición cultural, ya que lo único que les interesa es la ostentación del poder a través de la defensa de las sosas e ineficientes soluciones municipales y de sus ocurrentes insubstanciales ideas y creencia de lo que es y para qué sirva la cultura.
Lo hemos dicho cientos de veces y lo repetiremos nuevamente:
Los gobiernos y ayuntamientos no crean cultura, son, cuando funcionan correctamente, los facilitadores para que la cultura se difunda y nada más, sin embargo hoy deben ser más que eso, ya que es un derecho constitucional nuestro el que las autoridades y gobiernos sean obligados a garantizarnos este derecho a la cultura y de nuestra parte a exigirlo.
Desde la muerte del ausente cronista y crónica de la ciudad de Tehuacán han habido una sarta de anacrónicas propuestas hechas por individuos y grupos que se auto nombran formadores de opinión, cazadores oportunistas de chambas, entusiastas proto-historiadores, élites sociales y suspicaces funcionarios municipales para ocupar el hueco dejado por el extinto cronista de la ciudad.
El director del Archivo Municipal fue el primero en apuntarse y empezar a cabildear la posición. Suponiendo que por su cercanía de los domingos en las mañanas sentado en una mesa de La Lonja desayunando con su mecenas, Ángel Barroso y el extinto cronista sería suficiente para que el puesto se le adjudicará.
Otro de ellos el Dr. Raul Bringas Nosti, que de la misma forma de actuar de Salvador Cruz M. despecha y despotrica de Tehuacán, sus gentes de su bajo nivel académico e intelectual y del pueblo mismo, es quién está siendo impulsado por una revista Semanal para ocupar este puesto de cronista de la ciudad de Tehuacán ostentando sus títulos y sus estudios en Universidades extranjeras, pero, que sería la persona más indicada para dirigir la Hemeroteca (inexistente) por la experiencia adquirida al escribir su tan cantaleteado libro sobre Tehuacán con la metodología de corta y pega, ocupando un porcentaje considerable de reportes y recortes periodísticos de fuentes locales incluidos en su obra literaria-histórica.
A veces también coquetea con la idea de ser el cronista de la ciudad el Dr. Luis Balderas que siente que tiene el derecho de ser reconocido como el único historiador capaz para ocupar este puesto, de la misma forma que el Dr. Bringas lo hace, matraqueándonos sus títulos académicos y los libros que ha escrito.
Pero en los últimos meses aparece en la lista de autonombrados y auto cabildeados suspirantes, el emocionalmente inestable ferretero Gómez Olivier que está dispuesto a pagar varios millones para ser nominado como Cronista de la Ciudad de Tehuacán.
Quedan también las ambiciones de cerca de una docena más de deseosos, desde albañiles hasta cirujanos pasando por toda la escala depredatoria tehuacanera. Parece ser que todos quieren lo que menos se necesita en Tehuacán, un cronista de la ciudad.
Lo que esta ciudad necesita es un Consejo de la Crónica, un grupo que incluya a 30 o 40 personas. Un Consejo que pueda verdaderamente captar y hacer la crónica diaria, semanal, mensual y anual.
Los cronistas de las ciudades son una figura anacrónica, ya que los medios de comunicación son los cronistas que cumplen cabalmente con la función de informar y difundir los aconteceres de la ciudad, sin embargo, ellos no clasifican, no atesoran, no discriminan y analizan los sucesos, anécdotas, eventos y acontecimientos. Ellos no tiene la metodología archivaria, que permite resguardar la información de forma histórica, cronográfica y en un sólo lugar. Es por eso que el Consejo de la Crónica es verdaderamente, necesario, útil y funcional.
Pero regresar a convenciones y sistemas como el de Cronista de la Ciudad que fue una figura útil (cuando funcionaban), el día de hoy son convencionalismos anacrónicos, insuficientes y sobre todo una figura que representa la involución de una sociedad, ya que no utiliza los medios y las tecnologías actuales y es la visión de una sola persona.
Desde el año 2005 presentamos la propuesta del Consejo de la Crónica a las autoridades municipales.
Debido al desoir municipal de entonces, cada cambio de administración lo continuamos haciendo además de publicarla en nuestro blog y otros medios con el afán de que se conozca y se entienda de que se requiere un grupo de especialistas, no un grupo de egos con títulos nobiliarios de universidades nacionales y extranjeras, aunque deberían ser incluidos en el Consejo de la Crónica de Tehuacán.
Puede leer la actualización de la propuesta aquí:
Consejo de la Crónica de Tehuacán
Consejo de la Crónica de Tehuacán
Chic-Oeye Ollin Tonalli