En todos los recovecos de de la cultura mexicana se ha hablado recurrentemente por los eruditos de la materia sobre sus carencias, fallas direccionales, apoyos y hasta del derecho inalienable a la cultura recientemente descubierto por ellos.
Pero toda esta retórica, diatriba y reflexiones sesudas están basadas en la aceptación del paternalismo gubernamental como instrumento garante de la cultura y el basamento que sostiene su desarrollo y existencia.
Viven entre ellos una fecunda raza de defensores y creadores de las políticas de conservación, unilateralistas académicos que hablan persistentemente del control que se debe tener de la cultura, todo aquello - de acuerdo a sus criterios intervensionistas de qué se debe preservar y cómo.
Se han amurallado como formadores de opinión cultural, en realidad deberíamos llamarlos, policías culturales de México, unos verdaderos guaruras presupuestales culturales.
Antropólogos, historiadores, sociólogos, etnólogos, más ólogos y obviamente una retahíla de seguidores de la retardataria guardia de la sociedad civil mamando del presupuesto gubernamental, irremediablemente defensores de estas líneas de trabajo y promoción.
Este oráculo cultural se ha investido con el poder de determinar lo que es culturalmente válido y preservable en la cultura de nuestro país.
La cultura no está formada por sectores elegidos de preferencias académicas o gubernamentales.
Estos académicos no inventaron rituales, festivales, tiempos y fechas de reunión, colores, indumentaria, gastronomía, artes y artesanías y sus razones de ser.
Estos parásitos culturales inventan, interpretan y se recrean en sus propias versiones de lo que ellos suponen son histórica y etnológicamente coherentes a sus ego tesinas y autorizan su validez de la misma forma que orientan todas los esfuerzos de los gobiernos y sus capitales para fomentarlos.
La cultura nace en todas las prácticas incrustadas en la sociedad, urbana o rural, se modifica y evoluciona de acuerdo a sus propias necesidades y momento histórico y no está condicionada a lo que quiere un gobierno o una punta de idiotas entrenados en la civilización.
Este grupo subscribe las tesis de que todos aquellos que han generado la cultura y lo continúan haciendo,no saben lo que es válido y conservable.
Siendo que en sus formaciones académicas está descrito que la cultura no es algo estático, sino una fuerza en movimiento constante. Fuente de la creatividad y adaptabilidad de todas las actividades de la cultura madre, la cultura popular.
Se desgañitan cuando ven a un huichol en su indumentaria tradicional con lentes obscuros y sus zapatos nike en vez de los huaraches.
Se ofenden cuando en las ofrendas del día de muertos están presentes, los cigarros faros y delicados, las botellas de coca cola, tequila o Presidente.
Rabiosamente protestan cuando oyen a Celso Piña acompañado de los huapangueros hidalguenses tocando una cumbia a ritmo de rap.
Gritan a los cuatro vientos:
!Pecado, pecado, Desacralización.... a la hoguera! !No lo podemos permitir, tenemos que hacerle saber al pueblo de México que eso no es lo que nosotros autorizamos, así no se hace, nosotros si sabemos cómo!
La intolerancia de estos bien comidos y vividos defensores de la cultura es manifiesta en todas sus expresiones y ensayos.
A todos ellos les decimos, que no se requiere de su autorización y su validez para que la cultura exista, se modifique y se conserve. Ellos no determinan los cambios y tampoco tiene control sobre ellos.
Todas las modificaciones y la evolución en las prácticas culturales siempre han estado fuera de su alcance.
Para esta fecha ya deberían saber que las mutaciones y saltos meméticos se dan dentro de las comunidades de practicantes, ejecutantes y productores. Ellos preservan lo esencial.
Estos académicos quieren preservar el envase, la cáscara de la nuez.
Los verdaderos productores de la cultura guardan y cuidan los aceites esenciales de la nuez.
Sólo ellos conocen los contenidos que han pasado de generaciones en generaciones, creando una cadena de transmisión imperceptible para los ojos del ciego y la razón del necio como lo son todos
los preservacionistas recalcitrantes alejados de la realidad.
Sólo se les ha permitido ser observadores y sólo documentan lo que se les permite ver o todo aquello a lo que se les ha da acceso.
Reza el dicho: "El secreto se protege sólo", no hay necesidad de protegerlo.
Les sugerimos que observen un aspecto que han descuidado contemplar y es aquel que se refiere al aspecto económico. Todas estas prácticas verdaderas se dan sin importar cual es el estado financiero del individuo, grupo o comunidad, a diferencia de todas aquellas protegidas y promocionadas por Uds. que en el momento que por cualquier razón disminuye o desaparece el financiamiento, sus prácticas y políticas de cuidado y preservación también desaparecen.
Jorge Lara y Góngora
21 noviembre 2010
La dichosa cultura oficial
Publicadas por tehuacarearte a la/s 10:12 0 comentarios
Etiquetas: aberraciones culturales, académicos, artistas, capital social, Colectivo Artencontrarte, conaculta, cultura
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