16 mayo 2012

La inagotable estupidez de la retórica

No le pongas tanta 
crema a tus tacos.
Dicho popular

Sobre Carlos Fuentes y Salvador Cruz Montalvo
Ante los dichos  y declaraciones de políticos, intelectuales maiceados y mentes protegidas por el estado, arropados por becas y sujetos de pre-pago, así como de ignorantes porreros aduladores del tuerto en el país de los ciegos.
La traducción de estas declaraciones egoístas son:
- Yo si valoraba a Carlos Fuentes
- Yo admiraba a Carlos Fuentes cuando me lo preguntaban y en el resto de los días de mi existencia ni me acordaba de él.
- Yo sé cómo darle valor a nuestra gente.
- Yo reconozco la cultura en donde sea que se encuentre.
- Yo lo propondría para el Nobel.

Y su irreparable ausencia  y enorme perdida como la describen los que se dicen o son considerados intelectuales y diplomáticos, ya ha sido cubierta por  hombres y mujeres jóvenes y otros no tan jóvenes.

Algo tiene el agua cuando la bendicen
La verdad es que son meras repeticiones de frases dichas y hechas y no razonadas o sentidas. Eso dijeron de Albert Einstein y siempre hubo quien lo superara. Eso dijeron de Martin Luther King, de Villa y Zapata y hubo y hay luchadores y revolucionarios más abarcantes. Eso dijeron de Sócrates, Platón y no desapareció la filosofía a sus muertes. Eso dijeron de Borolas y la Familia Burrón y Trino, Jiss y el Santos continuaron.
Eso han dicho de todos los hombres notables muertos ya.

El ser humano siempre ha estado en ascenso. En la arena de los genios, artistas, inventores, líderes sociales y revolucionarios siempre se han ocupado los supuestos huecos que dejan al morir, siempre han llegado otros que terminan las tareas de los desaparecidos y les dan una visión actualizada, mejorada y adaptada al momento histórico, aunque estos principios  no son sólo es aplicables a los notables, sino a todos los seres humanos. Es cierto que también los hay retrógrados en todas las disciplinas y las épocas.
Esos que hacen peor lo que ya estaba podrido.
Algunos de los personajes muertos en el 2011
Algunos de los personajes muertos en el 2012

En ambos casos colmar de elogios y grandiosidades a sus acciones no detendrá que haya otras mujeres y hombres que superen lo que los desaparecidos hicieron.

El hueco al que se refiere Calderón ya ha sido llenado por mentes, espíritus y creadores jóvenes y sólo aquellas mentes que se estacionan y ya no evolucionan son  los que no ya aprenden más, son los que sufrirán la perdida, ya que el aferrarse a ideas fijas evitan el ascenso y el conocimiento a mejores cosas, seres y líneas de pensamiento.

Si los medios de comunicación dedican más tiempo a la muerte de Carlos Fuentes que a las 49 seres humanos destazados y abandonados en la carretera Monterrey-Cd. Victoria y suprimen el análisis, los cuestionamientos del por qué y de cómo resolverlo, entonces estamos viviendo en el pasado en las glorias que ya fueron y cerramos nuestra mente y nuestros ojos a lo que es y necesita ser cambiado.

A falta de pan, tortilla.
Eso sucede de forma similar con los inagotables loores, odas e innecesarias alabanzas a Salvador Cruz Montalvo. En este pueblo mueganero de comerciantes pobremente educados e intelectualmente minusválidos se debe de empezar a poner las cosas en su perspectiva correcta. La adjetivación empalagosa, las hipérboles zalameras y el hablar y alabar por el  simple hecho de que todos lo están haciendo debe parar, ya que no conduce a conocer la verdad, sino a crear mitos y leyendas que se caen por sí mismos. Alterar la información o desinformar es negar el derecho a la información a los ciudadanos. Esto debe de parar. Somos nosotros los que debemos de exigirlo y de poner un alto a información inflada, ficticia y alejada de la verdad. Eso es lo que queremos, eso es por lo que luchamos y eso es por lo que denunciamos estas prácticas que en el mejor de los casos es  por ignorancia e incompetencia.

Tanto Carlos Fuentes como Salvador Cruz fueron hombres afanosos, uno con mayor prestigio que el otro, pero si quieren engrandecer a Salvador Cruz y colocarlo en el Olimpo de los grandes hombres, entonces comparen su trabajo con el de Carlos Fuentes ( y la de los hombres y mujeres que aparecen en las listas anteriores) y dejen de vanagloriar lo falso y dedíquense a valorar sólo lo que es verdadero.

Jorge Lara y G.