05 marzo 2014

Evaluación Festivalera





Los festivales culturales constituyen uno de los prototipos más representativos del patrimonio cultural y, a la vez, se han convertido en uno de los fenómenos más dinámicos del panorama cultural actual. Su número ha crecido sustancialmente en los últimos años, de manera que varias ciudades en los distintos continentes tienen uno o varios festivales dedicados a alguna manifestación artística.

En la actualidad, los festivales no solo cumplen su papel tradicional como institución que permite  presentar, difundir o preservar la cultura de una sociedad, sino que destacan también por su capacidad para generar riqueza en las ciudades donde se celebran, por su contribución a la diversificación del producto turístico o a la mejora de la imagen del lugar.  Los festivales tienen, en definitiva, una dimensión cultural, económica y turística que no es nueva en esencia, pero sí en cuanto a su expansión en los últimos años, lo que ha suscitado un interés creciente de la comunidad científica.
Los festivales culturales tienen una relación importante con el lugar donde se celebran, ya que, por una parte, vienen condicionados por el territorio, su historia y sus gentes; y, por otra, generan repercusiones e impactos en los lugares donde se celebran y organizan.

Esos impactos han sido analizados tanto desde un punto de vista teórico como práctico, y desde distintas disciplinas académicas (economía, geografía, sociología, marketing o turismo), por lo que existen diferentes maneras de abordar su estudio y clasificación. Se observan de impactos económicos, físicos, socioculturales, psicológicos, turísticos y de desarrollo regional de la comunidad. y se  analizan el efecto de los festivales como creadores de imagen o como atractivos turísticos, el papel de los eventos en la creación de un sentido de comunidad o su desempeño en el binomio globalización y diversidad local.
También se analizan los efectos de los festivales y eventos desde una doble perspectiva: los festivales en el desarrollo urbano y artístico (festivales como catalizadores de renovación urbana, atracción de turismo, mejora de la imagen y creadores de empleo) y los festivales en ciudades habitables (el papel de los festivales en la mejora de los valores cívicos de la sociedad, desarrollo de la identidad y sentido del lugar).

Paremos aquí para revisar lo que los Festivales de la Ciudad de Tehuacán han o no producido o generado.
No se ha creado ningún binomio entre cultura y desarrollo económico; las autoridades y organizadores han puesto siempre estos dos aspectos como opuestos y eso lo único que ha producido es un distanciamiento entre estas dos áreas. Tampoco han sido catalizadores de una renovación urbana, ni han sido un foco de atracción de turismo y definitivamente no han creado fuentes de trabajo.

En términos generales, podemos distinguir distintos tipos de impactos o repercusiones de los festivales y eventos culturales en el lugar donde se celebran; son impactos cuya delimitación es imprecisa, ya que están interrelacionados entre sí, pero, pese a ello, es posible mencionar los cinco siguientes:

a) Repercusiones económicas. 
Los efectos económicos que los festivales culturales pueden generar sobre el desarrollo económico local y regional se pueden dividir en dos grandes grupos. Por una parte, los efectos a corto plazo, relacionados
con el poder de atracción y creación de gasto de estos eventos. Los festivales atraen a espectadores locales y visitantes que gastan su renta en las  actividades culturales, así como en otros bienes y servicios relacionados, lo que a su vez provoca efectos de arrastre sobre el resto de la economía.
La medición de estos impactos no ha sido favorable para Tehuacán, en la mayoría de sus c asos, arrojan perdidas o fiascos económicos

Por otra parte, están los efectos económicos a largo plazo, que hacen referencia a las modificaciones de la estructura productiva, urbana y social del territorio, y están relacionados a su vez con los efectos culturales, sociales o físicos. Podemos distinguir aquí el rescate de edificios y la ordenación urbana; la capacidad para atraer residentes, empresas e inversiones; la mejora del nivel educativo y fomento de la creatividad; la mejora de la posición competitiva del territorio; y  los avances sociales en términos de cohesión social, bienestar de los ciudadanos o sentido de identidad.
La medición de estos impactos no ha sido favorable para Tehuacán, ya que no ha habido ni atracción de nuevos residentes, ni empresas, ni inversiones.El nivel educativo y el fomento a la creatividad ha decaido y la cohesión social es desmenuzada por el incremento de cantinas, bares, tables y otros centros de dispersión.

b) Repercusiones turísticas.
Los festivales culturales constituyen en la actualidad un recurso importante para ciudades y regiones, así como uno de los atractivos más destacados dentro del turismo. La celebración de un festival puede ser un factor decisivo en la elección de un destino, una razón de peso en la repetición de la visita o un elemento que mejore la satisfacción de los visitantes, lo que permite desarrollar el perfil turístico y la imagen cultural del lugar. Evidentemente, el poder de atracción variará de un caso a otro, pero su potencial colectivo como recurso turístico parece hoy ilimitado. Ello genera, a su vez, un impacto económico en términos de producción, rentas y empleo. La medición de estos impactos no ha sido favorable para Tehuacán y los posibles avances que podrían haber generado los festivales jamás se han visto ni siquiera tocados, esto debido al enfoque comercial de los festivales convertidos en ferias, abandonado el enorme potencial de un festival cultural enfocado correctamente.

c) Repercusiones culturales.
Un evento cultural, por definición, tiene su foco puesto en la cultura, aunque pueda contener otros elementos. En ese sentido, los festivales son un lugar donde ver y participar en manifestaciones artísticas que
no se pueden ver el resto del año. Proporcionan oportunidades culturales para las audiencias —ya sean locales o foráneas— que muchas veces son innovadoras, vanguardistas y novedosas, y que complementan, por tanto, las infraestructuras culturales fijas. (Que en el caso de Tehuacán, las que existen están destinadas al comercio y no a la actividad cultural per se.)
Son bienes culturales complejos donde las actuaciones no están aisladas, sino que forman parte de un proceso con un objetivo determinado. Son centros de transferencia cultural, donde se consume cultura (los espectadores), se reproduce cultura (obras de teatro, por ejemplo) e incluso se produce cultura (un ambiente determinado, debate o creatividad, pero también productos concretos, como por ejemplo las orquestas propias de algunos festivales).
Funcionan, en ocasiones, como faros para la creación artística, ya que pueden asumir riesgos artísticos mayores que las infraestructuras. Ello permite ofrecer una cultura alternativa, diferente y a veces innovadora que aumenta la oferta cultural de las ciudades y regiones.
Este aspecto es el que peores resultados a tenido, ya que como se ha podido observar los Festivales en la Ciudad de Tehuacán son básicamente Ferias Comerciales y no Festivales Culturales.
La medición de estos impactos no ha sido favorable para Tehuacán y continuará no siendolo, si no existe una política cultural acorde.

d) Repercusiones sociales.
Los festivales culturales pueden contribuir al desarrollo social, tanto desde un punto de vista personal (autoestima, confianza, creatividad) como desde una perspectiva general (creación de una atmósfera social
agradable). En ese sentido, las posibilidades culturales que ofrecen los festivales, están relacionados, en términos generales, con la mejora del bienestar de los ciudadanos, la cohesión social y el desarrollo de valores cívicos. Todo ello como consecuencia de las oportunidades de aprendizaje de los eventos culturales, la exposición a la creatividad, la creación de redes y relaciones entre
personas y la estrecha relación que los festivales tienen con el lugar en que se celebran. En definitiva, favorecen la creación de un sentido de lugar por parte de los ciudadanos, así como la generación de un espacio social y de interacción. La medición de estos impactos no ha sido favorable para Tehuacán, la falta de visión de las autoridades municipales como el otorgamiento del manejo de esta área a personas ávidas de enriquecerse y enriquecer a sus contrapartes es el impedimiento fundamental.
Perdiendo la oportunidad de volver estos impactos favorables y ser encausados para el crecimiento dela población.

e) Repercusiones físicas.
Los festivales traspasan, en ocasiones, las repercusiones culturales y sociales y dejan una huella más profunda en el territorio, una huella física. La edificación de instalaciones fijas para el festival, la reordenación de espacios urbanos para su celebración, el desarrollo de actividades el resto del año o de nuevas zonas de la ciudad, pueden tener un reflejo en la arquitectura, el urbanismo y el uso de los espacios públicos y privados del lugar. Este tipo de repercusiones son más patentes en el caso de los grandes eventos culturales,
pero a una escala menor los festivales también impactan en el lugar donde se celebran.
La medición de estos impactos no ha sido favorable para Tehuacán, los pocos espacios creados no necesariamente para la cultura, pero como espacios públicos (parques y plazas) son espacios que una vez ya remodelados o edificados los venden al comercio y prohiben el desarrollo cultural en ellos con obstáculos de permisos, esperas, tardanzas y finalmente negativas para su uso. De esta forma tenemos parques llenos de fritanguerias, venta detodo tipo de productos piratas, bailes, y mercaderías, pero carentes de eventos musicales, exposiciones, obras de teatro, etc.

Para que todos los beneficios de un Festival se viertan en la población, deben de cambiarse los objetivos de estos festivales. Abandonar la práctica de Feria Comercial y transformarlo en un Festival Cultural.
Los beneficios son mucho mayores, como ya se han descrito anteriormente.
Un Festival Cultural toca y abarca todos los aspectos mencionados.
Una Feria Comercial, sólo toca y beneficia al Comercio.
Es indispensable recurrir a personas con la capacidad correcta, no basta que tengan deseos de hacerlo o que cursaron un diplomado de cultura en casa de quién sabe quién, se requieren profesionales. Personas que puedan ver a la cultura como lo que es y que conozca las ventajas de representarla, utilizarla y permitir que se disperse y divulgue.

Tehuacarearte et jlg, mop, amls, grt, vmpm)

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