Todos aquellos que se pavonean al usar el término modernidad y lo utilizan inapropiadamente son generalmente académicos, políticos e intelectuales, con la consabida repetición que hacen los ignorantes. Ellos desconocen totalmente su significado real. Ni siquiera lo comprenden en la forma elemental etimológica descrita en cualquier diccionario, les presentamos estas aclaraciones que harán que el uso de este término sea preciso y no errado, sólo veamos algunos ejemplos:
- Desde la época de oro del cine mexicano a la Modernidad. O sea del siglo XX al siglo XVIII).
- Llevemos este nuevo gobierno (del siglo XXI) a la Modernidad (siglo XVIII).
- De tiempos prehistóricos a la Modernidad (antes de la Historia al siglo XVIII, sin embargo, describen relatos del siglo, XIX y XX).
Empecemos con saber que la modernidad es un período histórico que aparece, especialmente, en el norte de Europa, al final del siglo XVII y se cristaliza al final del siglo XVIII. Conlleva todas las connotaciones de la era de la ilustración, que está caracterizada por instituciones como el Estado-Nación, y los aparatos administrativos modernos. Tiene varios rasgos fundamentales que todos los teóricos enfatizan.
Uno de ellos es la autorreflexidad.
Por lo que cualquier uso de describir a la modernidad como el día de hoy es totalmente erróneo.
El concepto de Modernidad designa, en principio, un determinado período cronológico que abarca los últimos cinco siglos. La presunción de que, a lo largo de esos siglos, pueden mantenerse ciertos rasgos como permanentes, indicaría el supuesto de la existencia de criterios no estrictamente cronológicos en vista a su definición y, por tanto, el recurso a caracteres de contenido y de tipo histórico. El concepto puede abordarse desde distintos puntos de vista, según consideraciones de tipo estético, histórico, filosófico, político, etc.
Este concepto de la Modernidad alcanza un uso cada vez mayor en la historia, la teoría de la historia y la filosofía de la historia, logrando rasgo canónico con el siglo XVIII. Surge al hilo de una nueva conciencia del tiempo histórico, por la que se distingue entre las edades Antigua, Media y Moderna (o Modernidad siglo XVIII). Pronto, en el siglo XIX, se añadiría una Edad Contemporánea, referida a los tiempos novísimos.
El momento de la ruptura con la Edad Media viene ejemplificado, según ópticas distintas, como Renacimiento o como Reforma.
Donde el concepto de Modernidad adquiere un uso más polémico, es en su utilización crítica con respecto a las teorías que más radicalmente proclaman su adiós a la Modernidad, como es el caso de la Dialéctica negativa de Adorno, la Genealogía de Foucault o la Deconstrucción de Derrida. En la lectura que Habermas ofrece de estas teorías, estas no dan cuenta del lugar en que se mueven y se dejan guiar por intuiciones normativas, que apuntan mucho más allá de aquello a que pueden dar lugar en lo otro de la razón que indirectamente evocan. Por su parte, Habermas enfoca la salida de las aporías (1) a que dan lugar estas teorías, recurriendo a un concepto normativo de racionalidad, extraído de la propia práctica cotidiana comunicativa, y que apunta más allá de la teoría de sistemas.
Esto quieren decir que la modernidad es ese primer momento en la historia donde el conocimiento teórico, el conocimiento experto se retroalimenta sobre la sociedad para transformar, tanto a la sociedad como al conocimiento. Eso con la era de la información ha llegado a un nivel super sofisticado. Las sociedades modernas, distinguiéndolas de las tradicionales, son aquellas sociedades que están constituidas y construidas, esencialmente, a partir de conocimiento teórico o conocimiento experto. Una de las característica de la modernidad enfatizada por Giddens es la descontextualización, que es el despegar, arrancar la vida local de su contexto, y que la vida local cada vez es más producida por lo translocal.
Los diagnósticos procedentes e inspirados en Max Weber han tendido a subrayar que los procesos de racionalización que acompañan al surgimiento y consolidación de la modernidad, han ocasionado una burocratización o dominio de las organizaciones sobre la personalidad individual, de manera que las sociedades modernas se han erigido en verdaderas jaulas de hierro para ese individuo. El diagnóstico de la teoría de sistemas ha acentuado la lógica de la diferenciación de esferas, culminando en una yuxtaposición de subsistemas, cada uno regido por una normatividad propia, en los que la persona, que sería el referente de una práctica cotidiana, ya no existe,sino que es absorbida por la lógica sistémica.
Notas
(1)
La palabra aporía es algo muy difícil de entender o de interpretar, impracticable; razonamientos en los cuales surgen contradicciones o paradojas irresolubles; en tales casos las aporías se presentan como dificultades lógicas casi siempre de índole especulativa.
Jorge Lara y G
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