21 octubre 2010

Neoístas

¿Todos o nadie?

Nombres múltiples,

personas imaginarias,

mitos colectivos


Un nombre múltiple es «un nombre que cualquiera puede utilizar».
Aquellos que lo han inventado rechazan expresamente tanto el monopolio
para su uso como el copyright.
Pero estos nombres significan más que el mero deseo de sus usuarios de anónimos:
aun siendo así, el nombre múltiple como expresión de anonimato sólo representa un espacio vacío, un signo sin significación propia, existe la posibilidad de que se convierta en un significante con fuerza siempre y cuando se vincule con una práctica determinada, reconocible y limitable. Entonces no sólo significa dicha práctica (artística, política, religiosa>, sino que se asocia también con el cuerpo de una persona imaginaria.

En cuanto la práctica se hace reconocible y se llena con vida, esta persona va tomando vida. Su cuerpo gana en contorno, adquiere una historia, un mito.
La gente que entra en esta historia y que participa en las prácticas vinculadas con el nombre múltiple, acaba realmente formando parte de esta persona imaginaria y colectiva la práctica de los individuos singulares cobra fuerza a través del mito colectivo y al mismo tiempo lo reproduce.

Y al revés: si esta práctica pierde sus contornos y su fuerza significativa, se muere también la persona colectiva en la cual se encarna.

El nombre múltiple supera la separación entre individuo y colectivo.
De manera mágica otorga al individuo una participación en el cuerpo colectivo de la persona imaginaria, en la cual se encarnan el movimiento y la fuerza de una masa invisible. La masa gana en contorno, y en la forma de la persona imaginaria se convierte en un sujeto activo.

Justamente los oprimidos sin-nombre han utilizado a menudo esta manera de actuar.
Se dio, por ejemplo, en las insurrecciones campesinas: en 1514, los campesinos del sur de Alemania se lanzaron al campo de batalla bajo el nombre de der arme Konraó (el pobre Conrado.)
Pero no había ningún líder en el cual se encarnara la masa sublevada: cada uno de ellos era el pobre Conrado que se sublevaba contra su opresión.

En la Inglaterra de principios del siglo XIX, el nombre múltiple del General Ludd representaba a los oprimidos. Como líder imaginario de los ataques contra las nuevas máquinas dirigió sus amenazas -casi siempre seguidas de acciones- contra los agentes capitalistas de las modernas formas de la explotación. A pesar de que el movimiento del "General Ludd" no tenía formas de organización definida.
(O quizás justamente por esta razón), durante muchos años fue capaz de infundir miedo y terror a los explotadores.

Mientras que el "General Ludd" no era una persona real representaba a una Organización establecida, las posteriores formas organización de los trabajadores siguieron la separación burguesa entre individuo y práctica colectiva.

El colectivo (el proletariado, la comunidad, etc.) se convierte en un asunto abstracto y jerárquicamente administrado.
Su fuerza simbólica ya no se manifiesta de modo inmediato en la práctica de cada individuo. Los portadores de esta fuerza ya no son sino unos pocos, unos individuos «destacados», que ofician de líderes, de héroes y de ídolos.

No es gratuito que el nombre múltiple surja en la actualidad justamente en aquel ámbito donde la idolatría burguesa por los individuos «destacados» es más pronunciada, es decir, en el ámbito del arte. La utilización de un nombre múltiple como nombre artístico excluye la adjudicación de una obra a un autor individual.
Los neoístas utilizaron consecuentemente este principio.
Transformaron, por ejemplo, nombres artísticos como Harry Kipper en nombres múltiples, mientras que otros nombres comoMonty Catsin, con sus mitos correspondientes, deben ser considerados productos de la práctica artística neoista.

Finalmente debería mencionarse la creación del mito colectivo Luther Blissett como una de las obras artísticas más importantes de la era postsituacionista. En este caso se recurrió -como en el caso de Karen Eliot- al nombre de una persona real.

Un ataque especialmente alevoso a los conceptos burgueses de sujeto consiste en transformar de repente, e incluso en contra de su voluntad, a individuos reales en personas colectivas. Por ejemplo, ponerse una peluca en plan Julio Iglesias e imitar su voz y movimientos cantando; a este primer imitador seguro que le seguirán otros, y todo mezclado con la propia presencia de Julio Iglesias. Otro ejemplo puede ser el
intento que se hizo durante la campaña electoral a la alcaldía de Zurich de convertir, sin más, al candidato del campo burgués, Andreas Múller en una persona colectiva, para ser parte de esta persona era suficiente con llamarse Múller y aparecer bajo este nombre en una papeleta electoral (pasteleo electoral).

En el contexto político actual existe otro nombre múltiple referente a los medios de comunicación, uno de los méritos estratégicamente más geniales de la guerrilla zapatista consistió en convertir el nombre de su portavoz, del subcomandante Marcos, en un nombre colectivo «Todos somos Marcos».

Con esta práctica no sólo seguían con su intención de deconstruir el principio del líder de la revolución o de la guerrilla -como ya hace vislumbrar el título subcomandante-, sino que a la vez crearon una forma
nueva de mito colectivo' la persona del guerrillero real no tiene una historia clara e identificable.

Sus atributos reconocibles como el pasamontañas y el uniforme no esconden su papel de signo vacío; al contrario, lo subrayan aún más. Precisamente por el hecho de que la persona real queda como borrosa, este lugar vacío puede ser llenado con innumerables historias y leyendas. En este proceso, el mito colectivo «Marcos» se convirtió en portador omnipresente de las más diversas significaciones, en expresión y punto de identificación de fantasías subversivas así como sexuales. (Estas últimas destacan de manera más clara la potencia simbólica de la persona colectiva, aunque nadie ha visto nunca su cara ni su cuerpo, Marcos fue elegido en un momento, en«el hombre más atractivo de México».)

Al final se podía ver a decenas de miles de personas manifestándose por las calles de México D.F al grito de: «Nosotros también somos Marcos», tomo expresión impresionante de su fuerza política.

En eso el mito del "Sub" se distingue claramente del mito de un héroe individual tomo el Che Guevara una frase como «Yo también soy Che Guevara» simplemente sería ridícula. Los gobernantes de México desde luego han entendido muy bien el funcionamiento del mito colectivo y las consiguientes prácticas mágicas.
Eso se ve en sus esfuerzos desesperados (y sin resultado) por encontrar al individuo «real» que se esconde bajo el nombre, de enseñar públicamente su cara con el fin de reducirlo de mito colectivo a individuo burgués.

El origen de los nombres múltiples se pierde en la oscuridad de la historia, remite a prácticas religiosas y mágicas antiguas. Ya el nombre más antiguo y más vivo de estos nombres demuestra este principio con toda claridad, todas son desde siempre Buda. La participación en esta persona colectiva está mediatizada por la participación en una práctica:

«Al realizar la práctica de Buda, sois como Buda. Veis con los mismos ojos, escucháis con los mismos oídos y habláis con la misma boca. No hay la más mínima diferencia».

Mediante la utilización de nombres múltiples se recobran de manera casi natural unas formas arcaicas que cuestionan la separación entre individuo y colectivo. Los nombres múltiples no son, en primera instancia, formas de anonimato (como tales no son mejores que no tener ningún nombre), sino que representan el ataque más fuerte a los conceptos modernos de subjetividad e identidad burguesas. Demuestran de manera clara que dichos conceptos son unas ilusiones ajenas a la naturaleza del ser humano. De esta manera manifiestan la verdad intemporal de la idea según la cual la identidad humana no es otra cosa que la articulación y el punto de confluencia de prácticas colectivas, que la identidad humana no existe más allá de esto.
Sin embargo, esta verdadera fuerza subversiva del nombre múltiple sólo se demuestra en la práctica concreta:

¡Vuélvete tú también Luther Blissett, Che Guevara, Marcos, Andreas Muller, General Ludd, der arme Konraó, Harry Kipper, Promotor Culturales de Tehuacán!

promotores culturales de tehuacán

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